sábado, 4 de mayo de 2013

El día que volví a perder la virginidad


Qué fría que me recibió Buenos Aires después de todo el calor de Bogotá. Ahora sí puedo decir que me siento una mujer. Pero mejor empiezo por contarles del último recital de Peter Pank & los chicos perdidos. Naturalmente, no pude estar ahí porque la fecha me coincidió con mi viaje a Colombia, pero dejé a mi amiga Lulu Bonda G a cargo de la performance y de la crónica. Paso a reproducir (lo más fielmente posible) el mail que me envió el domingo pasado a la madrugada:
  
CASI toda la banda completa, faltó Aramí...
¿qué estaría haciendo?
Ay loca no sabés lo que fue el recital. Acabo de llegar a casa, me vine en un taxi con Martín. Por suerte lo enganché porque siempre me cuesta un montón que me pare uno con esta pinta. Bueno nena, como te conté tuve que trabajar hasta tarde, pero me llevé conmigo el bolso con toda el vestuario, la peluca y el maquillaje. Ni bien cerré la última mesa me interné en el baño a montarme. Fue un poco difícil con una bombita de luz que apenas sobrevivía, pero a esta altura de la vida una ya se hace el dibujo de memoria en la cara. Lo más complicado fue la peluca porque con toda la movida había perdido un poco la forma, pero aprendí tu lección y no salgo a ningún lado sin mi Roby fuerte rojo. Cuestión que en medio de toda esta maratón de montaje y justo cuando me estaba terminando de trucar, me suena el teléfono. Era Martín para preguntarme si ya estaba en camino porque el show ya estaba por largar. Di por finalizado el ensayo y di comienzo al show. Guardé todo y salí del baño hecha una mujer. Mis compañeros nunca me habían visto de drag, así que fue una noche de primeras veces para todos. Afuera me esperaba Julián que me llevó hasta la Eyeliner en su moto. El mundo estaba en contra de mi peinado, pero una vez más el Roby me salvó y llegué al camarín exhausta pero fabulosa. 
Por supuesto que ya estaban todos hermosos y listos para brillar. Hernán estaba haciendo la vertical contra la pared, Emi estaba terminando de armar los carteles que iban a usar en una de las canciones, Fok y Novella estaban hablando con Jesús (así se llama el productor de la banda, pero saludarlo con un beso fue una verdadera experiencia religiosa, decime que no te acostaste con él todavía). Aramí estaba fumando, me convidó una seca y le pedí a Peter que me diera la cigarrera que me habían armado para llevar los CDs, libros y tus fanzines preciosos. Le di un beso a Karen Bennett, que fue como un equivalente de una lluvia de polvo de hadas y salí a internarme en la Eyeliner. 
Peter y Karen Bennett
La fiesta estaba llena de chicos guapos, sobre todo chicos de edad, pero es justo lo que a mí me gusta. Subida a mis tacazos no pasé desapercibida para nadie y la pasé de maravillas. Los chicos y las chicas de la fiesta fueron muy amorosos conmigo y me compraron varios CDs y libros. Tus fanzines se me agotaron en un santiamén, ¡me los sacaban de las manos! Justo cuando vendí el último ejemplar de Está en la sangre que me quedaba apareció Daniela Ruiz y dio la bienvenida a la fiesta e introdujo a la banda. El show fue sensacional. Nunca había visto a Peter tocando en vivo y me quedé muy impresionada. Amé la coreografía de “Quiero ser un chica” y la incorporación de Karen Bennett en guitarras en “Yo sin vos”, ¡fue lo más! 
Peter a punto de abandonar a Lulu Bonda G en plena fiesta
Mi parte favorita fue obviamente cuando me invitaron a subir para hacer de ex novia desquiciada en la performance de “No soy tu novio”. Peter hizo que me devolvía nuestro anillo de compromiso y yo enloquecía de furia, como esa chica Cynthia en el video. Me costó estar a su altura, pero creo que todos se van a acordar de mí. Al final de la canción me volví a subir al escenario y le disparé a Peter con un revólver. De mentira, obvio. 
Fue todo muy adrenalínico y todavía no pude bajar del todo, así que supongo que me quedaré despierta un rato más. Espero que la estés pasando bien, mandame fotos y decime cuándo llegás así te busco en el aeropuerto.
Besos!!
Lulu

¡Y lo bien que la pasé! Me dio muchísima pena no poder estar en el recital, pero mi experiencia en Bogotá no la cambio por nada en el mundo. Como les conté en mis últimas entradas, mi sensación post-operación fue un tanto enajenante. Ustedes saben que yo soy una persona muy sexual y bueno, ya llevaba varios meses sin ningún tipo de interacción. No daba más. Cuando llegué a Bogotá ya me sentía como una virgen de vuelta (en parte lo era, técnicamente). El congreso se desarrolló en un hotel precioso del centro, con tantas comodidades adentro, así que apenas salí del edificio. ¡Y de mi habitación! 
Vista de Bogotá desde mi habitación de hotel
El primer día transcurrió bastante lento, algunas ponencias estaban buenas, pero nada me entretenía demasiado y no podía sacarme de la cabeza las ganas que tenía de sentir el cuerpo de un hombre junto al mío. El segundo día me tocó a mí exponer los avances de mi tesis. Como suele suceder en este tipo de eventos, los asistentes éramos los mismos que exponíamos y mi mesa particularmente consistía en dos personas. Llegué primera y me quedé sola esperando en la sala que nos dieron. Estaba repasando en voz baja el texto que iba a leer cuando de repente escucho que se abre la puerta y siento un perfume a hombre que no puedo ignorar. Alzo la mirada y tenía delante de mí a un negro hermoso, gigante, mucho más alto que yo, con unos pantalones que le quedaban dibujados sobre la piel y una camisa de manga corta arremangada que era apenas una excusa de ropa por cómo se le transparentaban los pectorales. Me saludó en inglés y me preguntó si allí iba a ser la mesa redonda sobre oceanografía. Le dije que sí en mi perfecto inglés de señorita que me enseñó Melly Nirage y volví a mi texto. Obviamente no podía concentrarme para nada en lo que tenía que decir, con ese pedazo de hombre al lado, transpirando en silencio y yo ebria de su perfume a macho. Por suerte, en ningún momento llegó nadie más a la sala. No sé si fue algo hormonal que empecé a segregar por los poros de mi piel o qué, pero en el momento en que volví a levantar la mirada para verlo, me estampó un beso que me dejó muda para el resto de mi estadía en esa ciudad maravillosa. Yo creo que tenía que esperar al momento correcto, porque no me volvió a pasar por la cabeza ninguno de los pensamientos que me acomplejaban sobre mi cuerpo. Como soy precavida, lo invité a que vayamos mejor a mi habitación, que casualmente quedaba al lado de la suya. Me sentí como en mi noche de bodas, me levantó en brazos, cerró el cuarto de un portazo y me tiró en la cama como un animal. Ustedes saben que yo soy muy reservada y no me gusta contar demasiados detalles, así que sólo voy a decirles que sí, que pasó lo que tenía que pasar, que volví a perder la virginidad y que se sintió maravilloso. Todo lo que había esperado por tantos años, pasó en ese momento, un momento que se extendió por toda la semana que me quedé ahí con él, Steven.    
Antes de despedirme, no quiero dejar de contarles que el próximo recital de Peter Pank & los chicos perdidos va a ser miércoles 15 de mayo en la Fiesta Jolie. Ya estamos ensayando a pleno, así que pronto más novedades. ¡Se agendan la fecha porque esta no me la pierdo!