martes, 9 de septiembre de 2014

Hija de la noche

Hacía tiempo que no me sentía tan sacudida por las circunstancias como últimamente. No sólo cerré una etapa de mi vida con la entrega de mi tesis, sino que tuve que tuve que despedir a una querida amiga y a dos ídolos. En el medio, la luz brilló hace dos fines de semana en medio de los bosques de Palermo, entre el aroma a sexo, dinero y fauna, con el recital de Peter Pank & Los Chicos Perdidos.
En el camarín a punto de salir a tocar
Todo comenzó al anochecer del sábado. Estaba triste y necesitaba estar en compañía de otras personas sin que necesariamente me hablaran. Cogí mi cartera y un libro y me fui a un bar de San Telmo. Allí estuve un buen rato hasta que vi entrar a un caballero que me resultó familiar. Los dos nos miramos como si nos conociéramos de otra vida pasada hasta que se decidió a invitarme una copa. Apenas abrió la boca lo supe, era un tío precioso que había sido mi amante en Buenos Aires antes de mi partida a España. Claro, él no me reconoció porque yo era otra persona entonces. Decidí no decirle nada y dejarlo que pensara que sería nuestra primera vez. Luego de un Bloody Mary y dos Gazpachos finalmente me invitó a su piso en Boedo. Por supuesto cogimos un taxi, ustedes saben que yo no me puedo subir a un colectivo con estos tacos y estos modelos. No lo amerita. Apenas cerramos la puerta afilé las garras y me le tiré encima en la cama. Me hizo el amor salvajemente, como a una señorita, y me invitó a quedarme a dormir. Sentí que el universo me estaba abriendo una puerta luego de cerrarme otra, así que decidí quedarme a pasar la noche con él y con su buldog francés.
En vivo en los bosques de Palermo
Al otro día me despertó con el desayuno listo y una erección, como a una señorita, y nos amamos una vez más antes de partir a cambiarme para ir al recital. Naturalmente primero pasé a buscar a Andrea y llegamos juntas a Palermo. En el camino hasta el camión donde tocaría la banda intercambiamos anécdotas de los bosques: clientes, compañeras, fenómenos paranormales, cosas que les pasan a dos chicas como nosotras. Finalmente llegamos, allí estaba el camión, imponente como el Titanic y brillante como el oro. Y arriba de todo, como la frutilla del postre, nuestro querido Peter Pank, acompañado de los Chicos Perdidos. Por esta vez Emiliano no pudo formar parte del espectáculo porque el horario del recital coincidió con el de la función de “1990 noches”, la obra que protagoniza bajo la dirección de Peter. En su lugar bailó Facundo, el novio de Hernán. Bueno, él dice que no es su novio. Ustedes saben como es. En fin, Facundo bailó junto con él y se lo vio perfecto.
Entre el público nos encontramos con varios amigos, como Leila y Sebastián, Alejandro, Anita, tantas caras conocidas y tantas otras desconocidas: una señora con un bebé, un grupo de abuelas amigas, alumnos de Peter, metaleros, punks, ambiguos y casi-travestis. Un público de lo más variado y alegre.
El recital abrió con “Usado y rasgado”, a continuación les dejo un link de un video filmado por Anita Lipakova:



Mis momentos favoritos fueron “Vos, tu novio y yo”, en versión “Smalltown Boy” (¡saben cómo me gusta esa canción!), “Quiero ser una chica” y “No soy tu novio”. Si bien el espacio era limitado, los chicos lograron aprovechar el escenario muy bien, especialmente Aramí con su guitarra. El clima nos acompañó amablemente y a medida que el sol se hacía más presente y la temperatura se elevaba, Fok se fue quedando poco a poco sin ropa, ante el suspiro de todos. Cuando terminó el concierto nos reunimos con la banda y los felicitamos por semejante espectáculo. Peter se tomó un buen rato para saludar a los fans y tomarse fotos, mientras Andrea y yo empezamos a planear la partida. Ninguna de las dos había estado en esos pagos hacía mucho tiempo y nos pegó la nostalgia, así que decidimos volver a tomar una siesta de belleza y regresar más tarde a hacer un double-feature. Pero eso es otra historia.
Como todos sabemos, no hay luz sin oscuridad y no hay día sin noche. En la última semana me vi sumida en la melancolía por la pérdida de tres seres muy queridos para mí y que representan tres momentos bisagra de mi vida. En primer lugar, si no fuera por Gustavo Cerati nunca hubiera llegado a The Cure, al new wave y a toda esa fantástica movida que me conectó con mis más grandes amigos. Como dice alguien por ahí: “Music makes the people come together”. En Segundo lugar, nadie forjó tan mordazmente mi sensibilidad y crueldad travesti como Joan Rivers. Por último, tuve que despedirme de una amiga cercana, una estrella guía, mi adorada Hija de Perra. Siempre te extrañaré y recordaré con mucho cariño. Nadie me enseñó a delinearme las cejas tan bien como ella. Prometo continuar tu legado, amiga. Siempre te amaremos, Perra. 

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