Esta semana desbordo de alegría y no
puedo pensar en nada que me haga sentir triste. ¡Por fin salió la ley de
identidad de género! Una vez más, siento que volví al país en su mejor momento.
Es difícil darse cuenta del enorme cambio que esto significa en la vida de
todos nosotros como sujetos, más allá de nuestra condición biopolítica.
Llegamos al momento en que el Estado no sólo nos reconoce y visibiliza (después
de años y años de ser la sombra en la pared de la calle a la noche), sino que nos
ampara y abraza. Gracias, Cristina, gracias a este gobierno y a todxs lxs que
nos apoyaron antes, ahora y siempre.
La prueba de sonido |
La otra razón por la que estoy
contenta es por el recital de Peter Pank & Los Chicos Perdidos el sábado
pasado en la Eyeliner.
¿A que no fue lo más majo que vieron en sus vidas? Fue una jornada eterna de
trabajo, pero rindió los más bellos frutos.
Apenas empezó a caer el sol, me tomé
un taxi desde mi casa hasta lo de Peter para pasar a buscarlo e ir juntos a la Feria del libro, donde
presentó su libro de poesía Está en la
sangre. Ahí mismo nos encontramos con Marcelo y sus amigos, Jorge y Olga,
que no podían parar de flashear con mi pelo. Es que me conseguí una peluca
divina que es rubia, verde, naranja y violeta y me llega casi hasta las rodillas.
La encontré justo el día anterior cuando fui con Emiliano a revolver ferias
americanas. La lectura estuvo excelente. Me gustó mucho también lo que leyeron
Gael Policano Rossi y Paola Ferrari, fabulosos absolutos del mundo de la
poesía. Igual lo que más me gustó fue volver a ver a Germán Weissi, que no lo
veía desde fines del año pasado.
Peter y Leandro "Masticar" Olmos |
De ahí nos fuimos corriendo con
Peter hasta el Salón Real a hacer la prueba de sonido. Enseguida nos reunimos
todos menos Emiliano, que estaba en la Casona Iluminada haciendo una
performance. La prueba fue bastante rápida y nos fuimos todos al camarín para
que los chicos empiecen a maquillarse y montarse. ¿Pueden creer que no había un
solo espejo? Estuve a dos manos ayudando a que todo quede prolijo. Peter no
necesitó para nada de mi asistencia, él ya se conoce de memoria la cara.
Siempre me acuerdo de una vez que llegábamos tarde a hacer un show juntos en
una fiesta gótica allá por el 2000 y fue pintándose las uñas arriba del
colectivo. Mi tarea favorita igual fue plancharle el pelo a Emi. ¡Se lo planché
como cuatro veces! Quedó divino con la bandana roja, igual a Axl Rose en los
90.
Cuando ya estuvo todo más o menos listo me fui a la pista con Marcelo, que
estaba vendiendo los discos. La música estuvo bien, aunque la verdad no me
acuerdo demasiado. Una vez que caí en las redes de Marcelo, no paré de beber en
toda la noche y a mí el champagne me pone tan mimosa… Bailé como una
desquiciada hasta que de repente apreció la increíble Daniela Ruiz para
presentar a la banda. Los chicos se fueron ubicando en el escenario y Stigma,
el productor del EP, se quedó con el chico que se encargó del sonido para
supervisar que todo saliera como él quería. Todo se oscureció y largó la pista
de “No soy tu novio”, enseguida recubierta con las guitarras de Leandro y
Novella y el teclado de Fok. Aramí y Peter salieron a escena y Hernán y Emi
aparecieron de entre el público. El número fue genial, la coreografía salió perfecta y el sonido era increíble.
Aramí, Hernán, Emi y Peter insitándonos a tener una noche de amor |
Adelante de todo yo no era la única desquiciada,
los chicos del público estaban todos como locos y no paraban de gritarles a
Hernán, a Emi y a Peter que se sacaran la ropa. Y recién era el primer tema.
Enseguida vino mi canción preferida, “Quiero ser una chica”. Aprovecho para
contarles que el video que hice de la canción ya tiene casi mil visitas, ¡no
dejen de verlo! La performance fue todo y más y fue como un momento epifánico
para los días que nos tocaron vivir después. La parte en que Hernán y Emi se
pintan los labios fue perfecta. El público ya estaba catatónico cuando arrancó
“Vos, tu novio y yo”, que los hizo explotar todavía más. Entre el sonido más
heavy la coreografía nueva me sentí como en un show de Madonna. Esta sí que la
cantaron todos y hasta había unas mariquitas que se sabían los pasos de la
coreografía que compuso el legendario Roco Santino. Mis ojos no lo podían
creer. Después vino “Qué idea”, en una versión más 70s imposible. Ni bien
empezó un chico que estaba atrás mío me dijo al oído: “¡Qué buen cover!”. Me
encanta que la gente escuche Italo Disco. El show se cerró, naturalmente, con
“Una noche para el amor”, la canción más divina de todas, que también fue como
una predicción de cómo terminó mi día.
Ni bien terminó el show se me acercó un
metalero que no lo podía creer. Era idéntico a Phil Anselmo (para los que no
saben de quién hablo, el cantante de Pantera, a quien todos deberían googlear y
descargar para el placer personal). Me dijo algo que no puedo reproducir acá al
oído e inmediatamente me fui al camarín a despedirme de los chicos. Les mandé
un beso grande a todos y me fui con mi heavy metal lover.
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