Qué noche, Teté. Creo que mi deseo
se hizo realidad y empiezo a vivir en una noche eterna. Me embarqué en un viaje
que nunca termina, un barco ebrio que nunca se hunde, sino que sigue y sigue y
sigue y así sucesivamente. Creo que es el primer día desde la última vez que
escribí acá que me puedo sentar a volcar algo de la experiencia y sé, ya de
antemano, que algo se me va a escapar. Los peligros de vivir a medio camino
entre la realidad y la fantasía con un cuerpo mitad diseñado y mitad adquirido
biológicamente.
Antes de ayer tuvimos otra de
nuestras maravillosas reuniones de banda para planificar el próximo show de fin
de año y me atrevo a decir que fue la mejor de todas hasta el momento. Quería
llegar primero para hablar de unas cosas personales con Peter, pero se me hizo
tarde chateando con uno por internet. Cuando llegué ya estaba Emilianito, que
había traído Coca y Kesbun. Entre paréntesis: ¿Alguien se acuerda de las
Kesbun? Yo nunca jamás las registré. Ni en los 70, ni en los 80 y mucho menos
en los 90. Será una cuestión generacional, como ahora tampoco tengo idea de
esas porquerías. Hay que cuidar la figura, chicos, llega una edad a la que una
ya no puede descuidarse ni con una galletita. Cierro paréntesis. Al ratito
llegó Novella, que se puso a hablar de computadoras con Peter. Ay, cómo me hace
reír Peter. Yo me acuerdo de lo poco que entendimos siempre de tecnología, por
suerte siempre hubieron caballeros a nuestro alrededor para resolvernos ese
tipo de temas. Después llegó Fok. Fok. Fok- Fok. Mi corazón palpita al ritmo de
su nombre. Con él nos quedamos hablando un rato largo del recital de Tears for
fears y del próximo show de Britney. La pregunta clave (para mí) era si vendrá
o no Lady GaGa el año que viene. Espero que sí, aunque temo por su integridad
física ante el odio que sienten Emilianito y toda una legión de fans de Madonna
que la ODIAN. Para
mí es el futuro, ¿qué quieren que les diga? Después llegó Hernán con Chika
Rabieta y Juanchi, que no los veía hacía mil y, por último, Lucía (que cada vez
estoy más convencida de que es mi reencarnación biológicamente correcta).

Después de toda la fiesta de
disfraces llegó el momento de relax y mi queridísima Chika Rabieta sacó una
cajita mágica con polvo de hadas. Nos roció a todos los que quisimos y la noche
se me desdibujó por completo. Cuando salimos le dije a Fok que me daba pena
desperdiciar tanta locura en volver a mi departamento a dormir, así que me invitó a su
casa a seguir la noche con él.
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