Me gusta Buenos Aires porque siempre
tengo cosas que hacer. Cuando me vine de Barcelona tenía miedo de quedarme todo
el día encerrada en casa leyendo y
escribiendo para le beca de investigación que gané (a la cual le debo la
posibilidad de estar acá de vuelta después de 10 años de ausencia). Por suerte,
me encontré con una presidenta más que generosa a favor de la educación, de la
investigación científica y de las (hasta hace no mucho aplastadas) minorías
sexuales. Me da mucho gusto volver a la Argentina en un año electoral y poder darle mi
voto a Cristina.
Bueno, en fin, mi vida de telefilm (como
dice La Prohibida)
no tiene paz y, menos aún, cuando se trata de mi trabajo con Peter Pank &
Los chicos perdidos. Hace años que Peter me viene hablando de sus amigos Martín
y Darío y ayer, por fin, nos encontramos con ellos y también con Hernán. A
Darío lo conocí antes de irme, cuando tenía veintipico. Estaba de novio con
otro chico sospechosamente parecido a él (se vestían igual, igual, IGUAAAL) y,
aparte, era el mejor amigo del que entonces era el novio de Peter. Ahora lo
volví a ver y es otra persona. Está más grande, ya no usa anteojos, terminó de
estudiar, se fue del país, se casó, se separó, volvió y ahora está trabajando y
de novio de vuelta. Uf… y está divino,
obvio. Siempre me gustó su elegancia y sentido de la moda. De Martín, Peter me
viene hablando hace mil. Es un chico jovencito, creo que el más joven de todos
sus amigos. Es escritor y artista plástico y se la pasa riéndose de todo.
Pegamos muy buena onda, ni bien me vio me dijo que hacía años que estaba
esperando para conocerme por todas las anécdotas que le contó Peter. No me
animé a preguntarle qué sabía, me limité a reírme y a decirle “es todo cierto”.
Bueno, la idea de la reunión de ayer
era empezar a hablar del arte de tapa del próximo disco. El título todavía no
lo voy a revelar. Son 2 palabras, y las iniciales son “N. B.”. A ver qué se les
ocurre. Bueno, Darío, que es fotógrafo, va a sacar la foto de la tapa y Mambo
va a encargarse del diseño. Mambo no vino ayer, se le hizo tarde y no pudo
llegar. La verdad tenía muchas ganas de conocerlo, después de lo que suspiran
todos por él… pero es heterosexual, ¿a ustedes les parece? En fin. Peter nos
mostró lo que tenía en mente para la foto: los dibujos de Princesa Ai, el manga
que escribió Courtney Love (esto merece una nota aparte: ¿en qué momento de su
drogada vida Courtney Love se sentó a escribir un manga? ¿Por qué? ¿Cómo?
Igual, voy a decirles que los dibujos, al menos, son preciosos. Son como una
versión animé de ella misma, es decir, completamente imaginaria). Lo otro que
estuvimos hablando fue el video promocional que Martín quiere hacer para el
próximo show. La imagen que tiene en mente me gustó, pero me pidió expresamente
que no contara ningún detalle. Sólo puedo decir que va a volver sobre el video
de “Vos, tu novio y yo”.
Después de que terminamos de hablar
de todo, nos relajamos y fumamos un rato. Ay las flores de Leila se están
terminando. Yo tenía unas flores riquísimas en España, pero no me las podía
traer en el avión. Se quedó mi marido cuidándolas, espero que no se muera de
una sobredosis porque me agarra un paro si quedan solas. Hernán nos hizo
escuchar el disco nuevo de Miranda, Magistral.
La verdad, no me acuerdo mucho. Sonaba igual que cualquier disco de Miranda. A
mí me gustaban mucho al principio. Con Peter los conocimos en Réquiem cuando
nos los conocía nadie. Honestamente, me parecían más interesantes cuando la
música la producía Bruno. Entiendo igual que la masividad y el éxito les llegó
después de que él se fue. Soy de esas personas que se consideran fans de Es mentira, más que de Miranda. Al
ratito Martín se fue porque hoy empezaba a trabajar. Nosotros nos quedamos un
rato más, pedimos una pizza y empezamos a probarnos un montón de ropa que le
regaló Pablo a Peter. Pablo es otro de nuestros amigos históricos que también
se fue a Europa, pero un poco antes que yo, y ahora vino de visita por un
tiempito. Cuando Peter contó de quién venía la ropa y vi que estaba conservada
espolvoreada con talco, enseguida me di cuenta de que nos íbamos a divertir. Era
toda ropa de vinilo/goma/plástico (nunca entendí exactamente qué material es
ese) que se usa para practicar el sadomasoquismo y otras de esas parafilias que
tanto nos gustan. Peter se probó los pantalones y con los chicos nos quedamos
mudos, se veía genial. Ojalá los use para el próximo recital.
No sé si fue el olor a goma o tanta
desnudez por parte de todos, pero terminamos el domingo re calientes. Lo que
siguió queda censurado. Vuelvo a escribir pronto. ¡Besitos!
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