Pero qué semana, che. Perdonen que
tardara tanto en escribir. La verdad, me cuesta encontrar un momento para
sentarme tranquila frente al ordenador a escribir. El viernes pasado me volví a
encontrar con Peter. Me propuso ser la cronista oficial de Peter Pank & Los
Chicos Perdidos usando este blog como plataforma, lo cual me pareció una idea
espléndida y la perfecta excusa para actualizarlo de manera regular. Bueno, mi
primera misión fue cubrir la reunión de la banda ese mismo viernes más tarde.
Los chicos perdidos fueron llegando
de a uno. Primero, Fok. Ay… Fok. Es como un superhéroe, pero de carne y hueso.
Según me dijeron, ahora está más flaco, más contorneado, algo de la dieta de
los fisicoculturistas que no terminé de entender. Lo único que puedo asegurar
es que es un muñeco soñado. Después vinieron Emiliano y Hernán, los bailarines,
otros dos muñequitos. Hernán estaba cansado, pobre, venía del ensayo con su
compañía de danza. Se le nota en el cuerpito que es bailarín. Entre él y Fok no
tuve paz toda la noche, jaja. Emiliano me hizo reír mucho. Estaba muy inspirado
y a mí, la gente inspirada, me inspira. Propuso hacer un show todavía más
teatral en la próxima presentación, usando la escenografía de la obra en la que
estuvo trabajando. Bueno, esto es una indiscreción, no sé si puedo contar
tantos detalles… En fin, de los chicos faltó Novella solamente. Después
vinieron Chika Rabieta y Juan Manuel, dos nenes hermosos que hacen la prensa de
la banda. Chika Rabieta y yo nos hicimos bastante amigas, me gusta la gente
osada y ésta se nota que es BIEN atrevida. Parece que ya hay una fecha pautada,
pero de eso todavía no voy a adelantar nada.
El miércoles fui a ver La peli de Batato, que la dieron gratis
en Casa de Misiones, cerca de Santa Fe y 9 de Julio. Me costó un poco llegar a
las 6 de la tarde ahí, un horario medio de mierda la verdad, pero la película
me emocionó hasta las lágrimas. Me hubiera encantado estar para el estreno en
el BAFICI, pero no podía venirme para acá todavía. Ay Batato, cuántos
recuerdos… Yo no lo conocí nunca, siempre fantaseé con haber sido amiga de
Peter en ese momento para vivir esa experiencia con él. Sí lo conocí a través
de su relato, del corto 14 pavos reales
y, bueno, de lo que todo el mundo comenta sobre él. La película produce un
efecto impactante porque, justamente, Batato siempre circuló como una leyenda
popular, casi como un mito y, de repente, uno accede a ver su historia, su
propio testimonio y el de los demás por 2 horas y media. Es como una vida que
te pasa por delante, una vida divina.
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