Hace dos días llegué a Buenos Aires.
Es raro ver cómo todo está tan cambiado. No por los edificios o esas cosas, que
en 10 años no cambian tanto. Se respira un aire diferente por la calle. Me
sorprendió ver tantas chicas de la mano por la calle, tantos putos dándose
besos en los colectivos. Ni bien llegué a lo de mamá me interné en mi cuarto,
cerré todas las persianas y cortinas y dormí casi 20 horas. El jet lag es
terrible cuando venís desde tan lejos.
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